DISFRUTANDO SIN PARAR: Berlín, me he vuelto a enamorar

Hace dos semanas que el sol brilla en el cielo berlinés. Y aunque es invierno y los rallos de la semana pasada poco tenían que hacer con los 7 grados bajo cero que había de temperatura media, desde el lunes estamos con temperatura positiva, cielo azul y ganas de primavera. Sobre todo eso, ganas de salir del invierno y ver como la ciudad se transforma en un lugar verde y lleno de vida. Se nota que los berlineses quieren empezar a disfrutar del buen tiempo, empieza a sentirse la ebullición, se respira en el ambiente. ¡Hasta hay pintadas nuevas!

Y eso, además de los progresos profesionales, es lo que me ha llenado esta semana, habitar en una ciudad que se desentumece con los primeros días de sol tras meses de gélidas temperaturas. Pasear por Karl Marx Allee, con media avenida en obras, y observar la omnipresente torre de televisión recordándote que dónde estás. Acercarte por Alexanderplatz, pero evitando entrar en el ajetreo de compradores y escaparates, para cruzar el río por Mühlendamm, continuar atravesando la Isla de los Museos y llegar por la Leipzigerstrasse hasta la Postdamerplatz. Una plaza a medio hacer. Medio llena de modernos y ostentosos edificios con fachadas de cristal y acero. Aquí a penas se ven berlineses locales, abundan los grupos de turistas y de colegiales disfrutando del viaje de estudios. A pocos metros está el Tiergarten, un enorme parque donde disfruto de los últimos rayos que nos brinda este sol de invierno.

Por la noche una "jam session" me reconcilia con la vida cultural de Berlín a ritmo de jazz, con unas cervezas y acompañado de amigos en una ciudad que nunca sabes cuándo y cómo te va a volver a atrapar. Por eso seguiré disfrutando a la espera de ver con qué sencillez me vuelvo a enamorar de Berlín.